jueves, 29 de septiembre de 2011

SALA ACTUALIDADES.


“PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ. Entre marxismos y cristianismos, felizmente”.


Por: César Barahona Calderón.

 
   El tema tan vertebral de la Católica lo contemplo desde esta óptica, que espero sea compartida en otros blog.
   Además de las muchas y casi excesivas precisiones (pertinentes por cierto) alrededor de lo jurídico, heredado, y constitucional, referido a Rivagüero, sobre los derechos y acciones que implican lo académico y legal que tiene la universidad dentro del marco del Estado Peruano, y que también implica la legitimidad participativa de la Iglesia y sus representantes, quisiera compartir lo siguiente.
   El tema no lo conozco con pelos y señales, pero admito que ha adquirido un horizonte importante para el debate sobre lo que terminará por ser el diálogo inminente entre el Estado y la Iglesia.
   El discurso de Msr. Cipriani es escandalosamente insostenible si se quiere seguir insistiendo en la confrontación entre marxismos y cristianimos, como si ambas ideologías (defendibles en algún sentido) se discriminaran mutuamente hasta nunca terminar, sin darse cuenta que sólo deben respetarse en tolerancia y sana convivencia, puesto que la dignidad de la persona humana, la vida, la pluralidad, el bien estar, el bien común, y la paz, están por encima de tales ideologías.
   Subrayo la persona, que debe ser respetada en su derechos fundamentales, así como también en su libertad a elegir una buena educación y formación universitaria, como la que esperemos siga brindando la PUCP.
   Msr. Cipriani al interpretar “maniqueamente” las esperanzas sucesorias de Rivagüero, ha terminado de politizar el tema, pero mal que bien, haciendo propicio el debate entre marxismo y cristianismo. Por cierto, TH.Merton había sutilmente pincelado algo de ello 50 años atrás desde el comunismo y el monasticismo, y ya el brillante Gutiérrez sintetizaba la colaboración mutua de la ciencia humana marxista como método de estudio de la realidad de la teología cristiana en América Latina, después de Medellín 1968.
   Parece que a Msr. Cipriani no le han ayudado las ingenierías civiles, ni los seminarios del opus dei, pero caerá en la cuenta de que (con la "chiquita" del PP. Benedicto XVI, que me parece siempre algo tardío -como tardías sus afirmaciones-), la persona humana (universitaria y pluralista) está por encima de los bienes materiales, y por encima de las enseñanzas marxistas y cristianas que, en vez de amenazarla, la debieran ayudar a humanizarse más dentro de un Estado laical como el nuestro (que hasta ahora no se sabe ejercer como tal), y dentro de la utopía del Reino que es la razón de ser de todo cristiano y además católico romano.
   Finalmente, sea o no sea una universidad "pontificia", hay cristianos y cristianas, que pudiendo o no ser marxistas, somos personas que desde ya nos solidarizamos con los amigos de la PUCP.
   Creo que la universidad en su conjunto está llamada a elevar el debate propicio entre marxismo y cristianismo, lejos ya de los dimes y diretes de las jurisprudencias algo mutantes y enrarecidas (miremos que hasta el TC es cambiante, felizmente).
   Modestamente digo: Después de 50 de años de Vaticano II, qué poca incidencia ha dejado el Concilio en la Iglesia Católica en general, e interna y externamente a la Iglesia qué poca conciencia se tiene de las ciencias humanas.
   Gracias.


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